Tu eres tu y yo soy yo, es inevitable.
Lo que también es inevitable es que yo te quiera a ti como te quiero, con la mente, el corazón y el estomago.
¿Y que sabrá el estomago de puños cerrados? -El mío tiene un master.
Desde que te conocí, cuando de premio dormías conmigo, cada vez que te pienso, te miraba o te sentía, se me llenaba de ellos.
Cada vez que te he dicho adiós me estrujaban los intestinos, casi hasta dejarme sin aire en los pulmones a veces.
Esta parece que es la última vez que yo te tengo que decir adiós, -porque tu no lo dijiste pero lo sabías de hace ya tiempo- pero exactamente igual que las veces anteriores... ni me apetece, ni me viene bien justo ahora.
Se me está haciendo largo entenderlo o mejor dicho, se me está haciendo largo hacerme a la idea. Porque entender lo entiendo, mi mente ha dejado de quererte, pero ¿cómo le explico yo al corazón o al estómago que no quieres más de mí?
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