cuestión de signos

¡Qué mal ojo! ¡Ni una derecha! Ya estoy empezando a pensar que puede que sea yo la causa de mis problemas, pero aun así... Alguna, por estadística pura, solo alguna, me debería salir bien. Ya no creo en los momentos, los impulsos me están dejando con el culo al aire... Por no hablar de las personas, porque si me pongo a hablar... Son todo sorpresas, de esas sorpresas que no gustan, que no caen bien. De las que te quedas con cara de susto y no de ilusión precisamente... Porque el caramelo es dulce al principio pero si te lo quitan de la boca, con o sin golpe, ya no sabe tan bien. 

En mi vida siempre ha sido así, por H o por B, nunca resuelvo bien la ecuación, y sí, será que cuando él pone menos yo pongo más y cuando pone más yo pongo menos...

¿Jugamos a un juego?

Tú pones las normas, seremos amigos durante el día y algo más cuando salga la luna.

> Tu turno: acariciando mis labios con tu dedo, metiéndolo en mi boca, tocándome y poniéndome nerviosa me enciendes.

> Mi turno: recorro tu cuello con mi lengua, bajo mis manos hasta tus caderas y después te quito la camiseta.

La siguiente parte es hacernos un nudo, abrazándonos, tocándonos... Deslizar los dedos suavemente hasta llegar a los rincones más escondidos.

Ahora ya no podemos dejar de jugar. Hace calor, siempre hace calor en este momento de la partida. Y también tenemos sed, sed de nuestras bocas. 

Nuestros cuerpos insaciables se buscan, se rozan. No tardes mucho en hacer eso, eso que me encanta y te encanta a ti también. Recorrer mil posturas, esta es la parte divertida. 

Se acerca el final y me estremezco, agárrame bien, tiemblo, la respiración se me entrecorta, y sabes que tú tienes todo que ver en lo que me pasa. En el último y más placentero de mis suspiros, recorres mi espalda con tus dedos causándome un dulce escalofrío. 

Me gusta este juego porque al final siempre hay dos ganadores. 

Bueno, siempre hay dos ganadores cuando juegan igual. La diferencia es que normalmente yo pierdo porque te acabas yendo de mi cama y no de mi cabeza y tampoco sé cuándo volveremos a jugar.

MANDI

Hola Mandi, los que te van a echar de menos te saludan.

Has sido grande y lo vas a seguir siendo, porque no es más grande el que más ocupa sino el que más vacío deja al irse.

Has sido padre, has plantado un árbol y, con tu paso, has dejado en todos nosotros historias como para escribir un libro. 

Espérame allí arriba, dónde estes, que cuando llegue quiero seguir contandote todas las asignaturas que voy aprobando.

Diles de mi parte que te cuiden, que te traten con cariño y, sobre todo, que te den bien de comer, que eso te gusta mucho.

Esto no es un adiós, es un hasta luego. Gracias por haber sido una de las personas más influyentes en mi.

Te quiero, tu nieta.

4 de enero de 2013