domingo, 4 de noviembre de 2012

como el cristal

El cristal. Maravilloso material. Empieza siendo una arena pero sus enlaces químicos y la temperatura lo convierten en lo que lo conocemos y le dan unas propiedades características.

Lo más importante de este material es su transparencia, es brillante, especular, elegante y muy resistente. Una pieza muy fina de cristal es capaz de soportar acciones impensables. Por otro lado, es tan frágil que no se deforma antes de llegar a su límite elástico, y cuando llega, rompe sin avisar. Y cuando se rompe, no hay vuelta atrás. Ya no es elegante ni nada de lo que le caracterizaba. Solo son pequeños trozos molestos que nos duelen, nos hacen sangrar.
 
¿Lo peor del cristal? Que no se puede apuntalar ni coser, que las piezas ya son independientes y muy difícilmente y con soluciones poco recomendables sería posible volver a unir las piezas. Ya no se volverán a unir, nunca serán lo que fueron, esa unión especular y brillante.

Ahora lo que queda, 
solo duele.

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